viernes, 2 de octubre de 2009

Scholé o el manifiesto de un pajero

A mí no me preocupa ningún vértigo material ni mucho menos
Yo no tengo que andar pensando mucho en la plata
No me hace falta porque la tengo
Yo soy estudiante y hago lo que hay que hacer
A todo lo que tengo lo gane, yo, yo con mis esfuerzos, o
Lo ganaron mis viejos peleándola igual que la peleo yo
No me dan ninguna gracia las vulgaridades de estos negros payasos, prefiero lo elevado, lo refinado, lo sutil, eso, allí está el verdadero sentido y placer, sino ¿dónde?
No me preocupa el frio porque vivo en un confortable departamento, no muy lindo, pero bueno, no lo pago yo, tampoco.
Y es más, creo que todos esos que no tienen lo que yo tengo, son unos vagos, unos mal acostumbrados, unos malnacidos, son esencialmente deficientes.
Yo ni me preocupo por ellos, más bien escribo para otros estudiantes como yo, que entienden algo de algo, no le parece, la verdad de la milanesa, o por donde viene la mano, no se da cuenta que hablamos el mismo idioma.
Si alguna vez me vieron hablando con un mugroso o paseando por alguna villa es porque de vez en cuando la lastima me alcanza y les acerco algo, les doy, para que vean que soy buen tipo, no solo les doy sino que les digo como, como dejar de ser lo que son.
Pero en el fondo se que no van a cambiar, son así
Y que va a hacerle
Siempre hubo y habrá gente buena y también de la otra, digámoslo, gente de mierda
En cambio, yo no pienso en esas trivialidades materiales de la vida, porque puedo pensar mas allá, puedo mirar al resto desde arriba, puedo jugar a masturbarme con las palabras, y no solo eso, podemos hacer una masturbación conjunta, con mis amiguitos de la facu, que se yo; usted me entiende; el arte.
Les cuento un secreto
Yo
Es este preciso instante me paro sobre un pedestal bien afirmado, mas le digo, apuntalado con todas las instituciones que se te ocurra, sobre un pedestal que está en el centro mismo de la ciudad universitaria, de una ciudad que se hace llamar “la docta”, y grito a pecho abierto, con toda la pasión; “viva el arte” “viva el arte por el arte” “viva el yo masturbándose” “viva el narcisismo mas prostituido”…
Pero, desde el pedestal veo, que llamativamente no ha quedado nadie, ni los perros, ningún puto oído cerca, ni siquiera esos estudiantes con los que creaba toda la puta mierda, no queda nadie a la hora de escucharte, poeta de la poesía pura, no queda nadie a la hora de escucharte, poeta o especie de semi-santo, de súper hombre, de súper papo, no queda nadie a la hora de escucharte, nadie.
El grito, ese que nos desnuda y nos avergüenza, que lo escondemos y nos construye, ese, grito.
Ese grito se pierde en la inmundicia de mi alma, en la soledad de todo lo que soy, mi grito se ahoga en mi sangre que es veneno.
Veneno barato.
¿Y la tuya?

3 comentarios:

Poetas Intenteros dijo...

por fin lo sascaste a la luz cagón! te banco a mil pajero amigo!
Álvaro

Gringo dijo...

Debe ser una constante, una lucha, unas brazeadas constantes contra la corriente (siempre en contra).

Todos los que nadan ya merecen mi respeto.

un abrazo:


gringo

Poetas Intenteros dijo...

Bravo! Era hora de que el pajero tenga su rinconcito. Que el hacha dicte su sentencia sobre sus pescuezos