viernes, 18 de septiembre de 2009

Poesía para Córdoba y otras ciudades

La ciudad, muda, advierte
que su simiente entra en duda
por la cruda asistencia
que la vivencia otorga.
El nombre que me nombra
no me pertenece, pues aunque amaga,
carece de todo sentido
porque lo vivido es lo que identifica.
Córdoba me sobrepasa. Es una
mente musical que arrasa
sin dejar huellas.
Y el presente se hace carne, se tatúa
en la piel y en la mente; porque,
aunque diferente, este hoy es igual que ayer
Córdoba me respira, nos respira.
Y el cuarteto los baila mientras Córdoba vive.
La ciudad no tiene penas porque
la ciudad no ama. Aunque
se encama y se encama
se levanta sin problemas.

2 comentarios:

Gringo dijo...

creo que esta es una sensación particular, provisoria quizá. Capaz que es mi ser cordobés el que me impide pensar en una Córdoba que no ama. Yo amo Córdoba... y ella me susurra lo mismo. A veces, es cierto, todo me aturde y no escucho nada, pero yo sé...
yo sé...
de esos amores.
un abrazo, papá!

Gladys dijo...

me encantooooo! poder discurrir a cerca del amor que provoca esa ciudad .y la paradoja de adopcion y de orfandad del desarraigo... ta gueno! estas como gardel cada dia escribes ma mejor !!besos