viernes, 5 de febrero de 2010


El mago ya tiene la seda en sus manos, y sus manos en alto, en el exterior del show, y sus ojos tan pasmados como los míos pero embarazados de un cúmulo de mugre y de envidia, de odio y de fantasía, y de nada,
Los ojos del mago tras la sed que tenían los pendejos. Generaciones de negados nos tragamos toda la sed, nos tragamos también todo el veneno, que hoy ha paralizado las acciones, los fundamentos, ha apagado casi todas las luces. (Ninguno) es un remolino de estupidez que se erige como estandarte de una parálisis, de un sueño que se duerme en la oscuridad, de un futuro materializado en baratijas impagables. Un tiempo que se va por que si, como si no importara, como si no se hubiera ido antes.
Importa? Que es lo que importa? Es inoportuno siempre renegar y ser un pesimista.
No mas que inoportuno, porque importa cuanto que los ojos pendejos aun ven en la ciudad, en el truco fatal de este mago de la razón, una pizquita de luz, donde corren a revolcarse para que no se apague, y sus cuerpos se mojan y se enfrían y no hay ningún estado ahí sino el estado de la ausencia y la violencia de la soledad, y las acusaciones siempre fundadas en los resultados de la desesperación, desesperación para ellos sin causa, para el mago sin razón, los pendejos o no, mojan sus cuerpos en un liquido de luz inflamable, el mago y los organizadores del evento soplan sus velitas e incendian dos décadas, dos recipientes llenos de televisión y veneno, incendian sus abandonos, sus conciencias, queman su pena, su futuro.
Quienes son los culpables?
Con que intención lo hacen?
Realmente importa?
Importa mucho,
se nota por la forma en que se revuelcan los jóvenes
mientras se les quema el alma.

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