miércoles, 18 de noviembre de 2009

No me acostumbra

Con el cuerpo abrazado
por un extenso alambre de púas
intento aflojar los nudos
que en la garganta se me forman
cuando intento articular la palabra secreta
que a todo ser se le esconde
para que no pierda la voluntad
y no se entregue al abismo del no poder.
Inquieto siento las llamas que consumen
los huesos de mis inciensos,
aromas traficados del norte
rememoran algún antepasado
cuyo canto de zorzal
no logro instaurar en el tálamo
que desordenan mis ensueños
para castigarme en el regreso
por los durmientes de acero enquistado.
Como el mar no puede ensordecer
los aullidos de lobos
que allí no debieron perecer
sino andar en la marea de alquitrán
que no ensachan calles
pero que muelen las mentes
de un apretado antifaz.
Las maderas no recubren lo asesinado
porque no quieren muertos sobre muertos
como pino adulterado
con la impronta de sanar pulmones
para dar nuevas inspiraciones
a quienes no traen el equipaje
perdido en la sala de estar
de alguna desesperanza.
Silencian más los que repiten
las fórmulas de un genio traidor
que de las lamparas
salen para retomar el rol
de una luz que no se apaga en el final
e incendian los márgenes de lo previsible,
para poder hacerse audible
la palabra que no puedo pronunciar
porque un nudo de alambre de púa
se retuerce en risas
en mi garganta espinada
por la voluntad del sagrado fuego
que ahuyenta la malicie
y me torna mas solitario
que la costumbre que no me acostumbra.

1 comentario:

Macha dijo...

Exelente man! me gusto muchisimo! Tal vez sali del margen y viaje un poco al costado del "texto". Muy bueno!